La servidumbre de la opinión

esclavos

 

Algunos de ustedes lo saben, para no morir de hambre en Bilbao y evitar mendigar con el perro a la puerta de Sancti Petri los domingos, tuve que trabajar de encuestadora para un instituto de estudios de opinión de cuyo nombre no quiero acordarme (ellos del mío tampoco, dicho sea de paso, aunque la explotación laboral no sea el tema que nos ocupe en este escrito).

El encargo principal era para una serie de ayuntamientos catalanes, preocupados por la aceptación de las políticas que estaban llevando en los respectivos municipios pero especialmente, para conocer lo que sería interesante poner en un programa electoral. Por supuesto, la intención principal de los clientes era, conocer la opinión de los vecinos, el fin último y perfecto de la demoscopia, así que las encuestas eran abiertas, preguntas claras y precisas, sin trampa ni cartón, con preguntas sobre aceptación o rechazo que se resolvían con un Sí o un No del encuestado; preguntas sobre valoración de importancia de medidas tomadas “valore del 1 al 10, siendo 1 nada satisfecho y 10 muy satisfecho”; y las mejores, las preguntas de multirespuesta en las que siempre se dejaba una opción para incluir alguna demanda concreta, el escrupulosísimo “otros” con su línea en blanco detrás para rellenar la opción que decidiera libremente el vecino. En estas últimas, los vecinos encuestados se explayaban más, las disfrutaban, de hecho hasta buscaban complicidad con la encuestadora  y ella, dispuesta a escuchar en tanto que le iba el sueldo en ello, les invitaba a pensar “siéntete amo y señor” y celebraba con ellos el júbilo por la intuición de que su opinión, quizás, contase para algo.

Conocer la opinión pública,  computarla y contribuir a narrar el estado de la actualidad política, en un territorio, en un momento concreto o ante ciertos eventos en particular que sea interesante estudiar, ése es el sentido de la demoscopia como instrumento para el análisis sociológico; y el método, debiera ser concienzudo, esmerado con ese fin. Pero hay otros fines, aquéllos que no son éticos porque no buscan la verdad en el resultado o al menos, la zona más próxima a ella; ni estéticos, porque cualquier interesado responde a ellos tapándose la nariz, o la boca, o los ojos, porque al profundizar en ellos no pueden evitar una respuesta fisiológica de rechazo (si no el vómito, el asco) y finalmente métodos que no son científicos, porque burlan en el procedimiento toda técnica metodológica, no están abiertos al resultado sino que hacen trampa para conseguirlo porque lo tienen predefinido. Propaganda, mercadotecnia, manipulación de la opinión pública, electoralismo… igualar a tus oponentes en porcentaje de aceptación para que tengan que batirse a cara de perro por un exiguo margen, presentar una actuación determinada del gobierno como la única posible o la única aceptada, dar importancia a un relato previamente inexistente pero que a base de forzarlo termina por publicitarse en las cabeceras de los medios… Todos esos despreciables objetivos afloran como el moho cuando la sociología y la política se ponen de común acuerdo, y abandonan su propia utilidad en ésa relación saprófita, que resulta de muy poco provecho a la ciudadanía. Como señala el profesor Félix Ovejero en su Compromiso del método (donde trata de evidenciar la falta de conciencia autocrítica de que adolecen las ciencias sociales), “Hay que saber a qué señor se sirve, si a la ciencia o a la comunidad científica”. Y por supuesto cuando se trata de nuestra comunidad política, cuando el objetivo es vendernos un estado de opinión que está amañado, debemos ser capaces de identificar no sólo al señor al que sirve, sino por supuesto los intereses que nos son propios contra los que esos adulterados propósitos colisionan.

Evidentemente, esto no es nuevo, es un tema trillado, archianalizado, pero no por ello podemos desatenderlo especialmente cuando el menosprecio, la ridiculización del método demoscópico alcanza las cotas más altas en las encuestas del CIS de Tezanos. En la más reciente, hubo una pregunta que dio mucho que hablar, decía:  “¿Cree usted que en estos momentos habría que prohibir la difusión de bulos e informaciones engañosas y poco fundamentadas por las redes y los medios de comunicación social, remitiendo toda la información sobre la pandemia a fuentes oficiales, o cree que hay que mantener libertad total para la difusión de noticias e informaciones?

Según Tezanos, un 66,7% de la población prefiere que la información sobre la pandemia provenga sola y exclusivamente de fuentes oficiales, el 30,o8% optó por mantener la libertad total para la difusión de información (bulos incluídos), el 2% dudó y sólo un 0,5% no respondió. Independientemente de la falacia que quiera identificar  en ella el lector (del falso dilema o argumentum ad consequentiam) ésa pregunta no responde a los requisitos lógicos exigibles; básicamente da a elegir entre la proliferación de bulos o el control total de la información, nos introduce la explicación al problema que da el gobierno y nos ofrece una alternativa exclusiva, la suya, y que además supone una restricción gravísima de los derechos fundamentales reconocidos en la constitución, el derecho a  recibir una información veraz. No da ninguna otra opción, a efectos de medir la opinión sobre la restricción de información o la abundancia de bulos, otra alternativa no existe.

Cuando escuchamos a Tezanos defender su encuesta, su “método”, tampoco es que nos llevásemos mucha sorpresa, ya hemos argumentado cómo se corrompen los resultados y se pierde toda utilidad pública en ésa relación Gobierno-CIS, y por otro lado, que es un fiel escudero de argumentario presto y estómago agradecido, no es ninguna novedad.

Si en este punto pudiésemos protestar por algo por lo que no se haya enarbolado queja alguna, debía ser por ése casi 67% de la población, los que decidieron que la amenaza de los bulos (que lo es) fuese mayor a la gravedad que supondría que la información sobre la pandemia la controlase el gobierno. Algunos incluso lo defendían con pobres argumentos “si la única información es la oficial porque proviene de las CCAA, todo lo demás son bulos” o “si ya te dan toda la información qué más quieres que investiguen“. Ése 67% de nuestra comunidad política que no entiende que precisamente esa libertad de información se erige frente al gobierno, cuyo control de la información constituye la mayor de las amenazas en democracia; ésas personas que presumieron que “era por nuestro bien, por evitar los bulos“, con humildad afirmaban “yo de demoscopia no entendiendo así que la encuesta tiene que estar bien” (como si saber que la pregunta es torticera fuese alguna proeza fuera de alcance), los que asumían que hay unos “expertos”  (hasta hoy en su mayoría desconocidos) y que hay que “dejarles a ellos” la valoración de la situación como reprochándonos a los demás la arrogancia de dudar de quien por definición (expertos) debe saber más.

Está claro que esa actitud benevolente con el encuestador, Tezanos (Gobierno-CIS), puede estar alentada por una percepción de proximidad ideológica, “los he votado, luego son buenos“. Uno puede estar más dispuesto a criticar o rechazar, a percibir un conflicto de intereses, cuando sospecha que quien anda al otro lado del teléfono (metafóricamente hablando) representa opciones políticas opuestas; y a afirmar con rotundidad, respaldar el todo sin atender a la parte, sin mayores planteamientos, cuando entiende que son los suyos los que le preguntan. Pero ésta no es más que una forma de doblegar la propia opinión y capacidad de juicio, cederla, malbaratarla en el mercado de la demoscopia al servicio de la política, lo que puede acarrearnos al conjunto de la ciudadanía los costes por esa complicidad, una toma de decisión gubernamental de la que no podamos zafarnos tan fácilmente como se quita uno de encima las incómodas preguntas de una encuesta. Tenemos experiencia con las verdades oficiales, armas de destrucción masiva que jamás existieron o atentados del 11M ejecutados por la banda terrorista ETA…(seguro que hay más). Lo que hace que en esta ocasión, la encuestadora que escucha al otro lado del teléfono, se revuelva en su silla y tenga la necesidad de espetar al encuestado “NO NOS HAGAS A LOS DEMÁS SUS ESCLAVOS”.

A los mamporreros.

 

 

 

 

MONOS VERSUS IMBÉCILES

Quizás lo hayan visto, un vídeo que se convirtió en viral a principios de año extracto del programa “Spy the world” de la BBC. En él, un grupo de científicos introduce en una manada de monos langur un animatronic imitando las características propias de los bebés de la especie y capaz de gesticular y emitir algunos sonidos con el objetivo de engañar a la manada.

Uno de los monos siente curiosidad por el “nuevo” y juguetea con él hasta que por error, lo precipita al vacío. De inmediato, baja a socorrer al herido, lo abraza y lo vuelve a dejar con cuidado en el suelo. La tristeza se adueña de la manada, paralizan su actividad para rodear al “fallecido”, se acercan, lo tocan con cuidado intentando identificar algún signo de vida… Asumen la noticia, está muerto, y la toman como cuando uno de los “suyos” muere, se abrazan unos a otros reconfortándose, gimen, sienten el dolor de la pérdida por un recién llegado al que apenas empezaban a conocer… No hay dudas, es EMPATÍA y es tan natural en esta manada de monos, como en los humanos. Nos sucede lo mismo cuando vemos el sufrimiento ajeno y cercano, hay casi siempre (salvo psicopatías) una respuesta emocional.

El lunes pasado en Manchester murieron 22 personas consecuencia de un atentado suicida. Uno no puede ver las imágenes o escuchar las historias sobre las vidas truncadas sin contener las lágrimas y no podemos porque sentimos el dolor como propio. Nos colocamos en la piel de las familias que no volverán a estar completas, de los amigos que no volverán a jugar con aquélla niña tan hermosa y alegre a quien la madre, en el hospital, tampoco volverá a besar. Se establece una nueva comunidad, la de los que lo sentimos, y poco importa que esto haya ocurrido en el vecindario o en un país vecino. Ya existe cierta comunidad cultural entre los países europeos, pero además, el acto de terrorismo, nos recuerda que también somos objetivos, que ya ocurrió en París, o Niza, o Bruselas… Podríamos haber sido nosotros.

Y tratamos de llevarlo, de asumirlo, cuando aparece el “fiscalizador de la empatía” (cargo ejercido por no pocos imbéciles de manual) que suma las muertes, las reduce a un porcentaje y las relaciona con otros porcentajes de otras muertes, por otras causas, en otros lugares, pero igual de tristes y lamentables.

federicoturpeEMPATIA

El fiscalizador, nos reprocha ese sentimiento empático, “Horrorizados por un 1% de las muertes que hay cada día” como si no se pudiera sentir algo sin hacer constar todo lo que se siente y como si un triste porcentaje pudiera ridiculizar las pérdidas y los sentimientos de muchas personas. El fiscalizador, o el imbécil si lo prefieren, se coloca en un plano superior de moral en que ni la proximidad geográfica, ni la cultural son suficiente para sentir las muertes del primer mundo, ni siquiera que la amenaza sea la misma para nosotros, que seamos también objetivos de la misma. Él no siente ni padece la pérdida de un triste mono mientras no se sienta y padezca la de miles de ellos a la vez. Al fiscalizador le importa la cantidad. Él está por encima de las circunstancias de tiempo y lugar,… Va más allá, nos culpa de ellas, se regocija en la idea de que el terrorismo imparte cierto tipo de justicia divina, la que merecemos los que no mostramos el dolor que nos produce que haya niños famélicos cuando vemos a gente desmembrada en las calles de Manchester. Parece pensar “os quejáis de 22 muertos pues venga el terrorismo a daros más”.

Da igual que lo sintamos quizás de la misma manera, con el mismo horror… para los imbéciles, es más importante poder señalar a los demás. Es eso lo que hace, entona un mea culpa colectivo “nos merecemos los atentados” pero en realidad dice, “os lo merecéis, que YO veo más dolor y más lejos”.

No tendréis mi odio.

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Abro el paquete y ahí están , dos libros, doy las gracias con ilusión mientras echo un primer vistazo, de inmediato hay uno que me llama la atención.

John Carlin, un partido de fútbol en Sudáfrica, interesante (me digo) pero no me voy a poner contigo ahora mismo, lo aparto como desecha un niño el día de Reyes el regalo más sofisticado, habrá tiempo para jugarlo, ya es mío, pero tengo otras prioridades. Es ese otro, el ilustrado con una mariquita en la portada el que quiero leerme ya.

“Este otro habla de la masacre en la sala Bataclán” me dicen.

– Lo sé.

Ya llevo 4 líneas, quería saber cómo estaba escrito y sigo… Mientras leo capto algunas palabras de fondo, he terminado el primer capítulo y creo que me han estado justificando la elección de “El factor humano”,…

– Seguro que está bien, respondo.

Llevo como 6 meses leyendo sólo teoría, hemos hablado alguna vez de la frustración que me produce tener dos o tres títulos aparcados, esperando su momento pero con “No tendréis mi odio” esto no va a pasar, se lee del tirón, te embauca en un segundo y te envuelve en una atmósfera de tal sensibilidad que cuesta muchísimo salir de ella.

Es una preciosa carta de amor, escrita en un momento tan temprano del dolor que mientras lees sientes que quizás no haya nada más cercano a la pureza. Son los 10 primeros días de una víctima de terrorismo y su hijo de 17 meses, cuando todavía uno no se pregunta las razones, cuando no asumió la pérdida, cuando ni se lo explica ni lo puede explicar.

Quizás es una huida hacia delante, pero una huida hacia delante valiente. Es un triste canto a la esperanza, porque hay un niño, un bebé que abastece de coraje a su padre y un padre que se siente torpe sin su amor, que se sabe tremendamente inhábil, y que descubre ese mismo juicio sobre él en la ayuda de los demás.

Se aparcan las preguntas sobre el futuro y uno se pregunta si es un héroe sólo por resistir, no existen los héroes ni las virtudes eternas. Habrá un presente a veces muy difícil, habrá debilidad y uno no siempre se reconoce en la entereza que simula ante los demás.

El nudo en la garganta te acompaña en el transitar de las páginas y permanece horas después de leerlo, es poesía.

Nunca se agradece lo suficiente cuando te regalan emociones.

 

 

Un velo de ignorancia para la democracia

justicia

Las leyes e instituciones de una sociedad tienen como función básica producir justicia, si no, deben ser rechazadas. La justicia debe mediar en las decisiones institucionales para distribuir los derechos y deberes de cada ciudadano, las cargas y beneficios que cada cuál obtiene al pertenecer a una sociedad.

¿Pero cómo podemos llegar a un acuerdo en una sociedad tan plural, tan social y económicamente fragmentada?

Supongamos que tratamos llegar a un acuerdo sobre los principios que deben regir una sociedad como la nuestra y que éstos sean aceptados por el conjunto de la sociedad y elegimos a diferentes representantes sociales para llegar a un consenso: tenemos a un agricultor extremeño, una estudiante de derecho andaluza, un profesor de ética de una universidad madrileña, una mujer de clase media alta catalana o un gallego administrador de una sociedad multimillonaria.

Todos estos representantes de nuestra sociedad ocupan una posición socio-económica distinta y los tipos de principios que escogerían para organizar una sociedad como la española irían en función de esta posición social. El agricultor extremeño quizás apostaría por una sociedad más igualitaria, pero le importarían poco las cuestiones de género, el administrador de la sociedad multimillonaria, podría aceptar una sociedad que acepte grandes desigualdades en la obtención de beneficios y la mujer de clase media alta catalana quizás podría estar de acuerdo con la existencia de ciertas desigualdades económicas pero le preocuparía la atención de un familiar dependiente. En estas condiciones no habría una verdadera deliberación para buscar la mejor opción de la sociedad en su conjunto sino un escenario en el que cada individuo justificara la estructura que mejor respondiera a sus intereses sociales, económicos, territoriales, de género, …

Jhon Rawls en su “Teoría de la justicia” arbitró una herramienta para entender cómo de justa o legítima debía ser una sociedad, y cómo se articularía el consenso entre los gobernados incluso dando por supuesto que cada cuál tendría sus propios intereses y serían estos los que regirían su decisión en la deliberación. Para Rawls una de las condiciones sinequanon era la imparcialidad.

Nuestra muestra de representantes se evidencia absolutamente parcial, y aunque entre ellos pudiera darse una mayoría, ¿significaría que el resultado de ese consenso mayoritario es justo? Vayámonos a los extremos, si se llegara al acuerdo mayoritario de permitir la esclavitud ¿sería esto justo? ¿Y si se aprobara por decisión mayoritaria practicar la eutanasia a quienes tengan alguna discapacidad cognitiva?

Rawls propuso que la deliberación se llevara a cabo con lo que llamó “un velo de ignorancia”, nadie sabría el lugar que ocupa en nuestra sociedad , su clase, estatus social, ni su origen o sus capacidades naturales, su fuerza, inteligencia, si tiene o no una enfermedad, cuál es su género… Al no saber estas circunstancias propias se posibilitaría la reflexión imparcial de cada uno de los sujetos, se establece como herramienta la ceguera sobre el ser mismo de cada individuo para favorecer la justicia (no en vano la Justicia en sus representaciones artísticas se presenta como ciega).

¿Cómo se resolvería la cuestión de la distribución de financiación? ¿Y de los impuestos? ¿Alguien negaría la posibilidad de pagar más impuestos si esto facilita que todos mantengan un mínimo acceso a educación o sanidad? ¿Quién se opondría a favorecer una igualdad de oportunidades? ¿Habría quien optara por colocarse a sí mismo en una sociedad que no garantizara un mínimo de distribución que contribuyese al desarrollo de los más desfavorecidos?

¿Cómo se resolvería una cuestión como la demanda de un referéndum de independencia si nadie supiera si es catalán o no? ¿Se permitiría que votara sólo una parte de la ciudadanía? ¿Hay quien se negaría a sí mismo poder decidir sobre la configuración de su país?

¿Qué nos dicen de la corrupción? Aunque alguno de nuestros representantes sociales hubiera sido un corrupto, ¿aceptaría la posibilidad de no castigar la corrupción cuando en caso de no ser él el corrupto pertenecería al grupo de los desfavorecidos? ¿Criticaría su propia actitud?

¿Quién negaría la conciliación familiar si desconociera su realidad laboral o de género, si tiene o no tiene hijos? ¿Y si desconociésemos nuestras capacidades naturales? ¿Elegiríamos una opción que pudiera suponer nuestro abandono o desatención social?

La justicia no debe depender de las idiosincrasias e intereses de cada individuo o grupo social, la justicia debe entenderse como imparcialidad y las decisiones que tomemos como sociedad deberían tomarse de forma tan imparcial y objetiva como la Dama de la Justicia.

Hooligans

 

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  Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.  David Lloyd George

 

Llevamos meses estancados, desde el 20 de Diciembre pasado, todos los días parecen iguales. Cada día hay un reproche por la falta de acuerdo y cuando lo hay no falta a quien le parezca insano, inadecuado o tramposo. Hemos ido a nuevas elecciones, tenemos de nuevo un resultado fraccionado, como por cierto se podía prever, y nadie está satisfecho.

Hace unos meses se reivindicaba el fin del bipartidismo como la solución a todos nuestros problemas, por fin el fin de las mayorías absolutas, por fin el fin de gobiernos monocolor, se harán necesarios los pactos… y sin embargo no parece que aquélla utopía parlamentarista, la de las negociaciones, la de los consensos pueda instalarse en una sociedad como la nuestra. No culparía exclusivamente a los partidos, estos no hacen más que reivindicar lo que sus bases o votantes les piden y me da la sensación de que el español medio sigue instalado en “su” frente, el de izquierdas o el de derechas, cuando en realidad las políticas que prosperan, aquéllas que suponen cambios reales, trascendentales, son las que consiguen poner de acuerdo a la mayoría parlamentaria y no a la eventual mayoría absoluta de unas urnas cuya estabilidad no suele soportar el cambio en el gobierno. Así ha ocurrido con las sucesivas leyes de educación o las reformas laborales, cada gobierno impulsa la suya o parchea una anterior que tampoco tuvo los necesarios apoyos para dotarla de cierta permanencia.

Sin embargo hay leyes cuya estabilidad es incuestionable, han venido a consolidar derechos, a modernizar nuestro sistema de bienestar y gozan de tal credibilidad entre la población que cuestionarlas sería un suicidio político. La ley del divorcio, ¿recuerdan cuando el vínculo matrimonial era indisoluble?, las leyes de igualdad entre hombres y mujeres que han reposicionado el deshonroso asunto de la infra-ocupación femenina, mejorado indudablemente estadísticas y están haciendo que cale entre la ciudadanía el debate de la conciliación familiar como una reivindicación de todos, hombres y mujeres. ¿Porqué no recordar la Ley de dependencia? ¿Algún partido podría presentarse hoy negando la necesidad de atender a personas dependientes?  Deben recordar también el debate que hubo en torno a la Ley de matrimonio homosexual, que a pesar de tener un escaso sector de la derecha en contra resultó finalmente asumida por el Tribunal Constitucional  que obedeció a su obligación principal, interpretar las leyes de acuerdo al sentir social. Ya había una amplísima mayoría social a favor de que todas las personas sin distinción tuvieran el mismo derecho a contraer matrimonio, el TC sólo tuvo que constatarlo. Hay muchas políticas que se han arbitrado desde grandes consensos, las pensiones, reformas administrativas, la lucha antiterrorismo, reformas de leyes penales y civiles, de protección del menor, de extranjería, de asilo y refugio, …

¿Alguien duda de que una Ley Anti-corrupción sería bien recibida por una amplísima mayoría social? ¿Alguien duda que el resultado de una mesa de negociación en la que participaran todas las Comunidades Autónomas (con Ceuta y Melilla, se entiende) sería aplaudido por el conjunto de la ciudadanía?

En realidad lo que tenemos hoy igual que ayer, son eventuales mayorías y un arco parlamentario permanentemente fraccionado a pesar de que hay cierto consenso social en lo que suponen los principales problemas de los españoles: la corrupción, el paro, el sostenimiento de las pensiones o un nuevo modelo de financiación.

¿Porqué si hay consenso en los problemas no parece haber voluntad de atajarlos? ¿Porqué no se trabaja para elaborar fórmulas que imposibiliten la corrupción o la castiguen más duramente? ¿Porqué no se realiza una reforma electoral para la elección directa de nuestros representantes y así evitar que gente sobre la que pesa la duda de gran parte del electorado pueda acceder a cargo público? ¿Porqué no se trabaja para reducir el paro? ¿Porqué no se firma un nuevo pacto de Toledo? ¿Porqué no se empieza a trabajar sobre la LOFCA?…

El principal problema, a mi modo de ver, es que la población en general toma la política como si de un partido de fútbol se tratara, somos hooligans de nuestro equipo, importa poco que se juegue mal o que el árbitro pite a nuestro favor, sólo importa el resultado. El Barça o el Madrid, no hay más. Incluso los que se declaran ajenos a la política como al fútbol siguen diciendo “todo menos que gane la derecha” o “cualquier cosa menos el rojerío” y no nos damos cuenta que la política no puede ni debe ser algo tan trivial. Muchos emiten el voto no para ofrecer su confianza a una alineación política sino para castigar a otra. Si fuésemos una sociedad madura nos felicitaríamos de ver como fuerzas opuestas firman acuerdos de gobierno como ocurre en el resto de Europa. Aquí no, aquí somos de “nuestro frente”, de nuestra trinchera ideológica y la defendemos rígida, inflexible. No aceptamos que en una democracia parlamentaria tan importante es el papel que juegue el gobierno como la oposición, y el resultado nunca puede ser marcarle un gol al contrario, debería motivarnos más marcarle un gol a la corrupción, o al paro, o reformar nuestras instituciones para que las futuras generaciones puedan vivir mejor que la nuestra.

No sólo los políticos deben ser estadistas, también los ciudadanos debemos dejar el hooliganismo a un lado, cruzar la trinchera, empezar a pensar en el futuro y eso exige transigir, exige dialogar, exige priorizar,… Exige algo más que defender unos colores intransigentemente, exige responsabilidad. Tenemos los políticos que nos merecemos, los de la bancada ultra a la que parece que todos de alguna manera pertenecemos.

EL COMPLEJO DE JUSTINE Y LA IZQUIERDA EUROPEA

maltrato

“¿Bajo qué fatal estrella tengo que haber nacido, me dije, para que me resulte imposible concebir un solo sentimiento de virtud que no sea inmediatamente seguido por un diluvio de males, y cómo es posible que esta ilustre providencia, cuya justicia me gozo en adorar, al castigarme por mis virtudes, me haya ofrecido al mismo tiempo la visión de quienes me aplastaban con sus vicios en la cúspide?…” Justine o los infortunios de la Virtud (Donatien Alphonse François de Sade, El Marqués de Sade).

Pobre Justine, un chica joven virtuosa, guiada por los más altos valores y los más férreos principios; encarnación de la verdad, del compromiso, de la justicia, de alguna manera abnegada, constante, piadosa, generosa, afable, clemente,agradecida…

A ella destinó el Marqués de Sade a sufrir los peores agravios, a ser injuriada y ofendida no sólo en su Fe sino también en su cuerpo en su mítica novela “Justine o los infortunios de la virtud”. Sufrió la traición de quienes más le importaban, de quienes idolatraba y a quienes más intentaba agradar y aunque su intención siempre fue prestar su ayuda a los que parecían necesitarla siempre fue utilizada, apaleada, insultada, vapuleada y despreciada.

Cuando salía adelante, Justine siempre lamentaba no haber podido hacer más por sus abusadores, captores, traidores y maltratadores, siempre mostraba compasión por los que creía alejados del bien, y aceptaba cada golpe como un castigo divino, como algo que en el fondo merecía por no haber puesto la otra mejilla, por no haber sido suficientemente piadosa, comprensiva, porque si eran malos con ella sería por algo, seguro había alguna causa detrás que lo explicaba y ella no había podido entender, rezaba para en el futuro estar a la altura de las circunstancias. De alguna forma, interpretaba ella, su sufrimiento era de justicia.

A muchos europeos les pasa como a Justine, cuando reciben un golpe buscan una forma de justificarlo, quieren “entenderlo” ¿qué hemos hecho mal? y rebuscan en su conciencia motivos para justificar el maltrato; “es por lo de Iraq“, seguro que ese ciudadano francés que decidió coger un camión  y atropellar a quien se encontraba por el paseo de los ingleses en Niza tenía una buena razón para sembrar tanto terror en tan pocos minutos, “no hemos estado a la altura“, “es una venganza justificada“,…

Poco importa que Francia fuese uno de los más tajantes opositores a la guerra de Iraq, porque aquéllo es algo que quedó en la conciencia colectiva como una componenda de mentiras que arrojó un resultado vergonzoso, quedó fijado en nuestra memoria como una tremenda injusticia, como un error, y lo fue; pero no puede servir  para indefinidamente explicar el dolor que hoy en día los yihadistas tratan de llevar a todo el mundo.

Cualquiera puede ser víctima de un fanático, y este nunca necesita razones para hacer lo que hace, sus actuaciones no provienen de razonamientos, su impulso no es hacer justicia. No, su impulso es hacer daño, la maldad por la maldad, el dolor para su regocijo, ¿tan difícil es ver esto?

Europa sufre el complejo de “mujer maltratada”, el de Justine.

Si pudiéramos acercarnos a esa mujer que ha sufrido maltrato psicológico y físico, que se siente inútil y fracasada, que busca en sí misma la culpa de una situación que ella no ha provocado, probablemente le diríamos: “tú vales mucho, eres valiente, tienes valor por tí misma, eres bella, eres buena, eres trabajadora, te preocupas por los demás, te importan las personas y no hay capacidad humana más grande que la de la empatía”…

Si le habláramos de su maltratador seguro trataríamos de sacarla de su ceguera, convencerla de que no podía hacer más por su acosador, que ni estando más callada, ni más sumisa, ni más agradecida o complaciente hubiera podido evitar las palizas. Le diríamos que ese vil personaje no merecía ni su respeto, ni sus lágrimas, nadie merece vivir con miedo, nadie merece vivir sometido, nadie es quién para atemorizar ni para someter a otros,… Le diríamos que la queremos tal y como es, le diríamos que cuente con nosotros.

¿Porqué no hacemos lo mismo con Europa? ¿Porqué no nos pedimos auto-respeto, dignidad y orgullo? ¿Porqué no nos animamos a levantar la cabeza, a mirar de frente los problemas y enfrentarlos sin miedo, sin culpas?

Porqué no nos decimos a nosotros mismos que vivimos en la tierra de las oportunidades, donde todo el mundo querría vivir, donde se vive en Paz, donde conviven muchas culturas en el respeto mutuo, donde muchos expatriados, donde los que huyen eligen vivir. Somos el continente, la unión de estados, que más coopera al desarrollo de los rincones más desfavorecidos del Planeta, el que más se preocupa por hacer del mundo un lugar mejor. Aquí se garantizan los derechos humanos, seas quién seas vas a tener resguardados tus derechos, aquí existe la tutela judicial efectiva,  se tiene derecho a un juicio justo y a elegir a los que nos gobiernan y por supuesto aquí no hay hordas de radicales armados exigiendo  sometimiento a la violencia.

Europa es un oasis de libertades cuya mera existencia irrita a los fanáticos, aquéllos que quieren imponer su sharia, su desierto falto de humanidad y donde cualquier resto de civilización, si la hubo alguna vez, fue convertido en una anécdota mucho tiempo atrás. Aquellos fanáticos que lapidan al disidente, los que no ofrecen mayor oportunidad que el sometimiento, los que no creen en la igualdad de todos los seres humanos,  aquéllos que no saben el significado del diálogo porque sus conversaciones se articulan a través del terror, del dolor y el sufrimiento.

Esos fanáticos que atentan hoy aquí, son los mismos que empujan a miles de musulmanes a buscar en Europa lo que en sus países es simple y llanamente un imposible. Los que huyen de allí buscan sobre todo un futuro, y más que nada un futuro de libertad para sus hijos, buscan la Paz y las oportunidades que en su país ni siquiera se atreven a soñar por miedo a la represalia de los integristas. Los que los obligan a huir son los mismos exaltados que hoy que miran con recelo Europa los que la quisieran destruir porque significa todo aquéllo que aborrecen, todo aquéllo que ni en un cielo de 7 vírgenes tendrían, el oasis de los principios y valores democráticos frente a la aniquilación del que opine distinto, la discriminación sexual, de castas, política y religiosa, en definitiva, oasis frente a desierto.

Yo invito a verlo así: Europa es sobre todo sinónimo de Libertad. Libertad de expresión, de reunión, de asociación, religiosa… donde todos tienen derecho a educar a sus hijos en igualdad, donde tenemos derecho a que nadie nos imponga una identidad ni racial, ni étnica, ni religiosa, ni cultural, ni lingüística, ni sexual… Donde se tiene el derecho a ser quienes somos, quienes queramos ser, sin imposiciones de ningún tipo, sin miedo.

No nos atacan para devolver una deuda pendiente, nos atacan porque Europa representa todo lo que odian, y sobre todas las cosas la que más odian es la LIBERTAD.

 

 

 

El Brexit, una patada a todo lo que era bueno.

brexit

Hoy 24 de Junio de 2016, Europa es un lugar más triste.

No puedo decir que ayer fuera jauja, venimos de una grave crisis que todavía muestra espasmódicamente sus consecuencias y hay cierto consenso en que no se han hecho las cosas bien. Se han construido fronteras artificiales, se han negociado responsabilidades sobre el devenir de seres humanos desplazados de conflictos armados,… pero sobre todo lo que más me duele es que se han azuzado movimientos nacionalistas y xenófobos como el Frente Nacional de Le Pen, los Verdaderos Finlandeses, el FPO austríaco, Amanecer Dorado en Grecia, Alternativa para Alemania, el Ley y Justicia en Polonia o el reciente ganador del Brexit, el UKIP en Reino Unido.

Todos han ganado fuerza tras la crisis económica y la reciente amenaza del DAESH. Todos ellos comparten argumentos racistas, “hay que impedir la entrada de inmigrantes” ha dicho Le Pen, Amanecer Dorado decía que si había que apretarse el cinturón que fuera sólo por los verdaderos griegos, los de Alternativa para Alemania convocan manifestaciones “contra la islamización de occidente” y el UKIP presenta el proyecto europeo como una cola de refugiados sirios que avanza hasta las puertas de un Reino Unido que sólo puede negar su adhesión a la UE porque eso supone una responsabilidad sobre los que peor lo pasan en Europa y a ellos “a solas les va mejor y tocan a más”. Defienden su euroescepticismo basándose en criterios de superioridad nacional, frente al sueño de integración e igualdad que supone la UE.

Entiendo todo esto como una amenaza a los valores sociales europeos, y es cierto que hay problemas que resolver, cuestiones que atajar, pero no podemos perder de vista todo lo que conseguimos con el proyecto de la Unión. Logramos construir un período de Paz de varias décadas, construir un mercado común, que jóvenes de todas partes de Europa pudieran estudiar en cualquier país y poder ejercer su profesión donde mejores expectativas de futuro tuviesen siendo tratados como iguales en derechos y libertades por muy lejos que estuvieran del país que les vio nacer, se eliminaron las fronteras y se liberalizó el mercado de trabajo, se estableció un marco de cohesión legislativa, se ha instalado la evaluación de la Corte de Derechos Humanos sobre las resoluciones judiciales nacionales como instrumento que haga coherentes las formas de entender los derechos y libertades de los europeos, que un alemán o un portugués pudieran ver defendidos sus derechos en un marco superior de entendimiento de los mismos superado el ámbito nacional.

Quizás lo que más me enfada y desilusiona es que a todo esto se llegue con el disfraz pseudo-democrático del “derecho a decidir”. Esa trampa de  que sólo por votar el resultado es democrático, porque no lo es. La Democracia y la Unión Europea tienen como principios y valores inspiradores la Igualdad, la Solidaridad y el respeto a los Derechos Humanos, son valores que defendemos como propios e inalienables de todo ser humano con independencia de su raza, origen, género, religión y orientación sexual, pero hoy, en esta gris Europa ha triunfado el nacionalismo euroescéptico, el de las fronteras, el de las razas, el contrario a otras religiones, el que no asume responsabilidades sobre los desastres humanitarios, el que niega la entrada a los necesitados, el que entiende que la defensa de su propio bolsillo bien explica cerrar la puerta en las narices a los demás (humanos,antes iguales). Estamos dejando que este discurso triunfe, que haya más nacionalismos, que unos se sientan con más derechos que otros, que la solidaridad sea concebida como una fórmula de sacarnos el dinero de los bolsillos y no como una garantía de progreso social y si cabe, lo estamos agravando al concebir que esa patraña del “derecho a decidir” no será una artimaña para que los discursos más populistas, excluyentes y xenófobos calen en una sociedad, la europea, que hace apenas 71 años se enfrentaba a la IIGM, consecuencia directa de discursos xenófobos y supremacistas, el odio y el temor al distinto enarbolados como argumentos políticos.

Los que defendemos la integración, los que queremos una Europa responsable, solidaria, no ajena al dolor por lo que ocurre allén de nuestras fronteras, los que entendemos que los proyectos que merecen la pena hay que defenderlos hasta el final, lucharlos, los que hemos mirado alguna vez con ilusión ese proyecto de Paz, Igualdad y Solidaridad, no podemos compartir posturas como la que hoy algunos consideran “verdadera democracia”, no podemos defender que allá cada cuál con lo que le ocurra, o que la soberanía se explica exclusivamente sobre reduccionismos locales y decisiones sectarias, o que no hay forma de entender una soberanía de la Unión, común, integradora e igualitaria.

Mañana podríamos estar votando la negativa a los refugiados a entrar en nuestras fronteras, probablemente vendría tras el calado del discurso del miedo al Islam (consecuencia de execrables atentados por grupos integristas) o de la mano de la falta de recursos económicos, o el paro,… Seguro este discurso vendría articulado por salvapatrias acomodados socialmente e instalados en la negativa a la cooperación, o en la defensa de unos ciudadanos respecto a otros, el típico y cada vez más común “no son como nosotros”. Hay cosas que no deberíamos poder decidir, y algunos no se dan cuenta que los peores discursos, son los que más calan en contextos de crisis, por eso la responsabilidad no debería permitir jugar a una carta todo lo que hemos construido.

 Nunca he asumido argumentarios apocalípticos porque siempre he pensado que hay un consenso sobre los valores democráticos (hoy creo haber perdido un poco de esa inocencia); pero hoy, cuando me digan “esto es Europa” como si fuera un salvoconducto o existiera una vacuna que simplemente por estar en Europa nos defendiera de virus como la xenofobia, no podré dejar de sentir un pinchazo en el corazón, un triste presentimiento de que de no hacer nada los que creemos en esos valores; lo que “era Europa” dejará de serlo.

Bienvenidos a la nueva política

Equipo Ahora Madrid, nuevo gobierno Municipal

Acaba de saltar la polémica, llevamos pocos días de nuevo gobierno municipal en Madrid y podría decirse que a cada minuto salta un escándalo, sobre todo por lo relacionado con los que acompañan a Manuela Carmena en esta andadura. Algunos, protegidos por el anonimato que hace poco ostentaban han visto escrutados en sus TL del Twitter (adorable vertedero de incontinencias e improperios donde los haya) y han sido moralmente recriminados con cierta  generalidad por el público que no se adscribe a su recién llegado partido político. Y es que es difícil cuando se hace con ahínco, no encontrar algún desliz que pudiera resultar injurioso cuando se examinan las publicaciones en redes de alguien.

Aunque no es esta, la que les escribe, muy dada a la  ofensa, algún insulto o improperio seguro ha salido de mi teclado y sido plasmado en redes, quizás fruto del hastío ante alguna injusticia, lo reconozco, soy de personalidad reactiva. Pero no hablamos de esto. Se habla de falta de ejemplaridad y de ofensa a colectivos especialmente susceptibles, léase judíos, las niñas de Alcáser o víctimas de ETA. Es innegable que el público tiene derecho a exigir a quienes paga el sueldo cierto grado de sensibilidad, nada especial, simplemente no es necesario colgar ministros ni amenazar con coger un kalashnikov… ni por supuesto ninguna de las otras salidas de tono. Aun así, siempre quedará el manido discurso de la dificultad de expresarse en 140 caracteres y el sacar un tuit de su contexto.

Sin embargo, de todos estos hay un suceso, el que protagoniza Rita Maestre, que quizás sea el más singular; porque no sólo los hechos que también el contexto, constituyen  una infracción del pacto de investidura, en el que se exigía “la ausencia de imputados en las listas”.

Desde Podemos intentan poner en valor la acción por la que ha sido imputada como la acción de una  activista pro-laicismo. Quieren que se atienda a este suceso como un acto de compromiso. Incluso Carolina Bescansa afirmaba ayer que los hechos por los que la imputaron, fueron en defensa de la Constitución (alguien la llamaba “triste trapo que lo aguanta todo”, no a Carolina, a la Constitución, que hay que explicarlo todo).

Algunos centran la polémica en el seminudismo de las activistas (algo que pusieron muy de moda las FEMEN en sus protestas pero que no se ha demostrado contribuya en forma positiva a nada más que a cierto gusto por el exhibicionismo y al deleite del voyerismo del respetable), otros, en los insultos proferidos, incluso algunos, tratando de defender la protesta, argumentan forzosamente que una “capilla” es un espacio público.

Pero ¿cuánto hay de verdad en todo esto?

La RAE define el laicismo como la “doctrina que defiende la independencia del hombre o de la sociedad, y más particularmente del Estado, respecto de cualquier organización o confesión religiosa.” Ésta es su definición más simple, pero los teóricos del laicismo han venido a desarrollar mucho más este concepto y afirman que “No es el laicismo, como a veces se afirma, enemigo de la religión. Al contrario: el laicismo garantiza el libre ejercicio de todos los cultos y además se empeña en rodearles de toda la respetabilidad posible y de alejarlos de los riesgos de las luchas políticas.”

Siendo entendido el laicismo como una opción de Estado al margen de la religión y que garantiza el libre ejercicio de todos los cultos, ¿cómo puede afirmarse que la acción de Rita es una acción pro laicista?

Recordemos que según el escrito de la Fiscalía: Maestre y Meleiro entraron sobre la 13.30 horas en la capilla del Campus de Somosaguas “guiados por el ánimo de ofender los sentimientos religiosos de los allí presentes y de todo el colectivo católico”. En presencia del capellán y de varios estudiantes que se encontraban allí orando, invadieron el espacio destinado al altar portando imágenes del Papa con una cruz esvástica y leyeron distintos pasajes de la Biblia así como diversas citas de santos y obispos.

Acto seguido,  Rita Maestre y otras mujeres no identificadas se desnudaron de cintura para arriba y abandonaron la cacpilla al grito de “vamos a quemar la Conferencia Episcopal”, “el Papa no nos deja comernos las almejas”, “menos rosarios y más bolas chinas”, “contra el Vaticano poder clitoriano”, “arderéis como en el 36” y “sacad vuestro rosarios de nuestros ovarios”.

¿Es esto un acto de reivindicación pacífico? ¿Un acto de respeto? No, el caso por el que está imputada la portavoz por Ahora Madrid (miembro de la ejecutiva  nacional de Podemos) es un acto de agresión al hecho religioso, un insulto, una profanación en toda regla, es un trato ultrajante e irrespetuoso al templo en que se oraba y a los que en ese momento realizaban su derecho de culto protegido por la constitución. Desde luego, ni forzando mucho la maquinaria de propaganda podemista (la de Bescansa) no es posible encajar esto ni en un acto de reivindicación pública, ni en una defensa del Estado laico , ni por su puesto en el ejercicio de la Libertad de Expresión cuyo ejercicio, siempre se circunscribe al respeto a los demás.

Siempre he defendido que para la organización estatal el concepto de Estado Laico es el idóneo al garantizar la coexistencia de los distintos cultos (o el ejercicio de ninguno) y la no intromisión de las religiones en los actos de puro gobierno. El Estado laico estima que el concepto religioso es enteramente ajeno a sus actividades. Pertenece al fuero interno de cada persona. Respeta el que cada uno tiene, sin imponerle alguno con base en la fuerza coactiva del Estado. Y desde esta defensa no podemos aceptar que se diga defender el laicismo con la agresión al sentimiento religioso de nuestros conciudadanos. No es de recibo.

En el fondo de la cuestión, el caso no es que sea éticamente reprobable, es que además está sancionado penalmente. Algunos, los  renegados del Estado, profanos antisistema,  de los que se alimentan las fauces de Podemos y su “nueva” política, dicen “Países donde protestar en tetas en una capilla te puede llevar a la cárcel: la Rusia de Putin, la España de Rajoy” y algunos añadirán “Marca España” sintiéndose los más doctos críticos de la Jurisprudencia Confesional mundial. Pues bien , frente a la falsedad , datos:

Código Penal Español (artículo 523)

El que con violencia, amenaza, tumulto o vías de hecho, impidiere, interrumpiere o perturbare los actos, funciones, ceremonias o manifestaciones de las confesiones religiosas inscritas en el correspondiente registro público del Ministerio de Justicia e Interior, será castigado con la pena de prisión de seis meses a seis años, si el hecho se ha cometido en lugar destinado al culto, y con la de multa de cuatro a diez meses si se realiza en cualquier otro lugar.

Código Penal Francés (artículo 431.1)

La Ley Francesa de Separación Iglesia Estado de 1905 (Carta de Naturaleza del Laicismo Universal).

El Código Penal Alemán (artículo 167)sobre la perturbación del ejercicio de culto 

Y el Noruego, en su Código Penal (artículo 138)

Podemos continuar, y en cada estado democrático encontraremos el mismo ilícito penal. Hay un bien jurídico protegido , el sentimiento religioso, que ha sido agredido en su ejercicio.

Sobre la resolución del caso, el juez dirá, pero de momento hay que tomar decisiones políticas.

  • ¿Puede un imputado formar parte de una candidatura municipal? Según Carmena, no. Aunque ahora y a toro pasado vamos a matizar el hecho de “imputado”, no había que matizarlo con el requisito resultadista, no había que matizarlo con la presunción de inocencia que ampara a todos los españoles, no había que matizarlo hace poco según hechos delictivos (necesitaríamos que Pablo Iglesias nos pasase su lista de hechos delictivos cuya imputación supondría la revocación del derecho de representatividad pública)… Ahora, en Madrid, se hace necesario matizar, incluso cayendo en la contradicción con lo que hace poco postulábamos, y Carmena matiza “no es una imputación por corrupción”.

Después de los matices que cada uno quiera añadir al hecho de la imputación,

  • ¿Puede alguien que haya ofendido el derecho de culto religioso ser cargo en un nuevo gobierno en la ciudad más importante de España? ¿Hay votantes que pudieran sentirse ofendidos? ¿No es un gobierno municipal quien ha de representar a TODOS y cada uno de sus ciudadanos? ¿O sólo representan a quien les vota?

Acaban de empezar y ya hay que hacer concesiones, hace un tiempo se hablaba de méritos y capacidad, hoy  este debate ha decaído frente al “los de abajo y los de arriba” como si la política fuese en realidad una comunidad de vecinos mal avenida. Pero da igual, no hay que evaluar mucho, sólo poner líneas rojas, ¿cuál sería el límite de bochorno aceptable?

Decía hoy Cristina Pardo en su artículo “El sentido común”:

  • Quiero que las personas que me representan no escriban un texto de 11 líneas en un blog sin más recursos que “cagarse dos veces en la puta madre” de políticos de otros partidos, decir que lo mandaría todo “a tomar por culo” y concluir que si viviera en Bilbao se sentiría legitimado para “pelear por la libertad por medio de la lucha armada”.

Lo peor no es lo que digan o hagan, sino cómo lo pretenden justificar, no Carmena (que ya la pobre tiene con gestionar lo que le ha tocado) sino el equipo Podemos, un partido que pretende ser referente en toda España. Vienen pisando fuerte, casi imponiendo las normas de juego, como guardianes de las esencias de la pulcritud y el buen hacer y sin embargo al primer traspié encuentran alguna argucia argumentativa para salvar los trastos como “buenamente se pueda”.

Hoy Pablo Iglesias ha salido a  defender a Rita asimilando su actuación a la de Nelson Mandela y decía “La consecución de derechos civiles implica iniciativas contrarias a derecho”, pretendiendo igualar la lucha contra el apartheid , la persecución de ciudadanos sudafricanos con el numerito de su amiga ¿puede haber algo más tramposo? ¿Hay algún derecho civil violado en la libertad de ejercicio de culto de algunos? ¿Es que no hemos curado heridas? ¿Hay que volver a la confrontación de  identidades, a los míos son los buenos y  los demás al paredón? La quema de los conventos, la persecución de los fieles,…

Bienvenidos a la Nueva Política.

“Es Sindicat”

La defensa del Patrimonio Cultural no es un tema baladí.

Blog personal d´Antoni Nadal

No es oficio ni beneficio del que les escribe entrar en el fondo de un debate político cuando mi interlocutor se refugia detrás del anonimato, y mucho menos cuando se publica desde el desconocimiento dado lo publicado en el periódico local “Felanitx”. Pero entiendo que por responsabilidad con la labor que hice durante mi etapa de concejal corresponde al menos dar respuesta a lo que creo que es una patinada supina.

Todo esto se lo cuento en relación al debate surgido por una decisión del pleno ordinario del Consell de Mallorca del pasado mes de Febrero sobre el asunto de la expropiación del edificio “Es Sindicat” y por el cuál puse un comentario en mi muro personal de Facebook:

Comentario en mi muro de Facebook personal

Mi comentario, venía a expresar mis dudas al llevar una moción aprobada por unanimidad en el Pleno Municipal del Ayuntamiento de Felanitx que instaba al Consell de Mallorca a:

1.- Siguiendo…

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LA ÉTICA DE PODEMOS

La cúpula de Podemos

Podemos ya nos tiene acostumbrados a los giros argumentales, a los cambios en su programa, a la toma de distancia sobre lo que ellos mismos prometían para las primeras elecciones en las que concurrieron, las Europeas de 2014.

Por aquél entonces, en su programa se afirmaba que la solución para España era el Impago de la deuda, hoy aquélla propuesta se reformula en una reestructuración ordenada.

Prometían que ellos harían posible una Renta Básica Universal, para todos los españoles, incluso dijeron en alguna ocasión y en prime time, que rondaría los 800 euros, ¿lo recuerdan? Hoy esa misma promesa no está cuantificada, no se sabe si serán 10 o 1000 € y se han desdicho en aquello de que vaya a ser “Universal”, será para unos pocos (no se especifica para quién).

La tan mencionada nacionalización, aquélla que en Gobiernos Bolivarianos se defiende con el  tan conocido gag del Sr. Chávez “¡Exprópiese!” hoy es una desprivatización, que es lo mismo, pero suena más moderado.

Hace apenas un año, si votábamos a Podemos y ganaban podríamos jubilarnos a los 60, cuando todos los técnicos y especialistas vienen recomendando hace años, que se prolongue la vida laboral retrasando la edad de jubilación (puesto que  la caja única de la Seguridad Social no sostiene el envejecimiento progresivo de nuestra ciudadanía sobre la cada vez más baja aportación pesando sobre una menguante población activa). Hoy se desdicen y afirman que sería a los 65, que estamos todos muy bien para trabajar, está visto.

Uno de los principales hits de sus pancartas ha sido siempre el fin del Bipartidismo, pero ojo, que en las próximas elecciones generales, afirma Pablo Iglesias, sólo habrá dos partidos Partido Popular y Podemos. Supongo que en este escenario, las reformas que pedían para nuestro sistema electoral, aquél que les permite ser primera fuerza política en intención de voto, PODRÁN esperar.

Y es que parafraseando a Pablo Iglesias “Si la Democracia no funciona, se puede cambiar”, pues lo mismo hacen con sus objetivos, con sus propuestas y con su programa.

Es comprensible, lo están pasando mal. Ellos, con cierto grado de victimismo impostado (para evitar muchas veces dar explicaciones sobre la vacuidad de su programa) se sienten el centro de toda polémica, dicen que es el miedo de los grandes partidos el que promueve que se les entreviste sin la simpatía a la que están acostumbrados siendo como vienen siendo los querubines inmaculados de la política española del siglo XXI. Por lo visto, está bien ser la primera fuerza política en intención de voto, pero el escrutinio de la prensa sobre su mensaje y sobre sus actuaciones públicas ya es mucho más difícil de llevar, ya les exige más, les exige  coherencia y en esto andan un poco flojos.

En concreto, lo que más les cuesta explicar es la fragilidad de su discurso sobre progresividad fiscal, sobre redistribución de la riqueza,  aquél recurrente “Que paguen más los que más tienen” con algunas de las artimañas extrañas que sus líderes, su cúpula, utilizan para de alguna forma sacar partido del sistema que tanto quieren cambiar. El primer caso, el de Errejón, percibir una Beca de la Universidad para la que se le exigía dedicación exclusiva (la inasistencia a la Universidad de Málaga le permitía cobrar 1800 euros mientras se dedicaba en exclusiva a la dirección de la Campaña Electoral) curioso que no se planteen la legitimidad para hacer esto cuando esa Beca podía percibirse por alguien que con su misma preparación pudiera dedicar su trabajo verdaderamente en exclusiva a la Universidad que lo financia.

O el caso de Pablo, su primera espada, del cual, se han mostrado ciertos recibís por trabajos de comunicación para Canal33 y por los que prefirió cobrar en negro, al igual que por cierto pagaba hasta hace poco a los realizadores, cámaras y resto de trabajadores de la Tuerka, debe ser que trabajaban por amor al arte.

Hoy el caso, si cabe, genera mayor expectación o estupefacción, en el grado que ustedes prefieran, del respetable por lo que supone en cuanto a la falta de coherencia que hace patente. Esta semana, ha saltado la noticia a los medios de comunicación nacional de que Juan Carlos Monedero Nº2 de la formación, es un hombre rico. Así lo demuestra la Hoja del Registro Mercantil en la que aparece CAJA DE RESISTENCIA MOTIVA2, S.L., creada en Octubre de 2013 de la que Monedero es titular único indiscutible, el pago de 425.159 € por un trabajo de Consultoría Política para los Gobiernos de Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela y que según explica el propio Monedero se refiere a un trabajo realizado entre 2010 y 2011.

Bien, ellos, que son expertos en bombas de humo, en tirar balones fuera, etc. quieren centrar la polémica y quieren presentarse como Doctores Honoris Causa de la Tributación Fiscal por el simple hecho de haber constituido una Sociedad en España, cuando si quisiera evadir el pago de impuestos,  la hubiese constituido en el extranjero o como dice Pablo, sin ningún tipo de rubor, en un paraíso Fiscal. Refieren y contrarrefieren que constituir una empresa para pagar por Impuesto de Sociedades que se tributa al 30% lo que se tendría que tributar como persona física (hasta que no se demuestre lo contrario Monedero lo es) y referirse a la regulación sobre IRPF que exigiría un esfuerzo fiscal del 52%, ahorrándose la friolera de 80.000 € en la operación de Ingeniería financiera,  ES LEGAL.

Sí Pablo, es legal, pero se plantean entre la opinión pública otras cuestiones sobre la coherencia de vuestro mensaje. ¿Puede Podemos (valga la redundancia) reivindicar que los ricos tienen que pagar más porque son los que más tienen, habiendo llevado a cabo su número 2 nacional semejante ejercicio de ingeniería financiera para escatimarnos a los españoles 80.000€? ¿Tenemos que darle las gracias a Monedero o pesetero como quieran llamarle por no haberse ido a un paraíso fiscal? ¿No son los impuestos los medios de que se dota el estado para financiar la Sanidad y la Educación Públicas? ¿Si detraes de tu aportación fiscal con este tipo de argucias legales, no estás en el mismo momento detrayendo ese dinero al común de los españoles? ¿Se puede defender que hay que poner un tope máximo a los salarios de los dirigentes de empresas y al mismo tiempo tener en tu número dos a un empresario que no tiene contratado a ningún trabajador y que factura de tacada semejante cantidad en el régimen que le es más fiscalmente favorable? ¿Es esto coherente con vuestro mensaje de progresividad fiscal de los impuestos?

A todo esto contestaba ayer Pablo Iglesias, “Si J.C Monedero se metiera ese dinero en el bolsillo para vivir como un obispo, me parecería regular, pero él vive de su humilde salario de profesor de universidad y utiliza ese dinero para llevar a cabo iniciativas y proyectos que no le reportan ningún beneficio.”

Podíamos pensar aquí, que la suprema filantropía de “Pesetero” (yo prefiero llamarlo así) hace que destine todo ese dinero a obras sociales, ONG o acabar con el problema de la malnutrición en Somalia,… Pero alguien avispado le preguntó, ¿Y cuáles son esos proyectos Pablo?

“A parte de que gran parte de ese dinero está sin utilizar en una cuenta de Monedero, lo que se ha gastado ha ido para financiar proyectos audiovisuales con los que Monedero no ha ganado nada”

Especificamos, ¿Ha ido a financiar la Tuerka?

“Efectivamente”

Y hasta aquí,  las preguntas que ustedes tengan que hacer sobre la relación del programa “La Tuerka” que fundó Pablo Iglesias y que todavía presenta; de la productora audiovisual que lo dirige y produce y que comparte sede con Podemos, y la relación que esto pueda tener con algún tipo de financiación ilegal de un partido las dejaremos ahí, en abierto, que ya sabemos lo que les gusta a estos chicos victimizarse. ES UN COMPLOT.