No son pocas las ocasiones en que Artur Mas, líder de los nacionalistas catalanes se mira en el espejo del proceso escocés para la independencia, aunque Mas, sólo hace patente su envidia en la posibilidad de referéndum que tendrá el pueblo escocés por acuerdo del Parlamento de Westminster, sin entrar en mayores consideraciones; no le debe interesar a nuestro William Wallace barcelonés, que profundicemos más en el asunto ya que pudiera darse el caso de que Escocia diera una lección de democracia en el sentido contrario al soñado por el Molt Honorable President. Alejándonos de las diferencias legales y constitucionales que impiden esta misma solución, la de la consulta, al pueblo catalán (la CE del 78 no sólo establece la indisolubilidad del estado sino que, en lo referido a términos de consulta, exige un acuerdo parlamentario para la apertura de esta posibilidad, y es más, esta está referida a la totalidad del pueblo español y no a ninguna de sus partes) creo que hay muchísimas reflexiones que debiéramos hacer para el contraste de ambos procesos.
Me pregunto si Mas sería capaz de comparar su propio proyecto con el de los nacionalistas escoceses y cómo el Gobierno del Reino Unido está llevando el proceso. En primer lugar, el planteamiento. Mientras que los nacionalistas catalanes (de distinto corte ideológico) enarbolan diferentes argumentos, muchos sentimentales, otros identitarios; algunos, los más precisos, se refieren estrictamente al ámbito económico… El SNP (partido mayoritario en el Gobierno de Holyrood) se centra en la posibilidad de administrar por sí mismos sus recursos (especialmente el petróleo del Mar del Norte) diferenciándose del Gobierno del Reino Unido. Aún así, podemos encontrar ciertas debilidades comunes entre los nacionalistas escoceses y los catalanes, y puesto que en nuestro país la batalla demagógica está servida, (los buenos y los malos , los catalanes y los españoles…) el proceso escocés más informado, más debatido y más contrastado hace constar todo aquéllo de lo que parece que no se pueda hablar antes de la consulta. En nuestro país, el Sí, no viene condicionado, no está bajo el escrutinio de la opinión pública, se trata de una simple idea de oposición, sin mayor calado, “lo mío pa mí”. No importan los distintos sectores involucrados, económicos y sociales, no se explica un proyecto político económico, no se habla tampoco de la deuda de las cajas catalanas, ni de la participación en el rescate, no se habla de recursos o de pensiones, y por supuesto, dejemos el tema de la divisa… Primero que el catalán decida, “¿Quiere que Catalunya sea un Estado?’ Y si es así, ¿independiente?” Pero cómo puede uno tomar una decisión sin hablar de todo ésto… ¿Qué tipo de decisión quiere Mas que tomen los catalanes, la que se toma con una opinión desinformada quizás? En el Reino Unido en cambio, hay muchos temas de qué hablar al respecto de la independencia.
El proceso escocés está siendo muy pedagógico,… por poner un ejemplo, en la terminología británica se llama a la hoja de ruta de un gobierno, de una coalición o a un planteamiento estratégico económico o político sobre un asunto concreto, “white paper”. Es en este documento, en el que se desarrollan los fundamentos que promueven la política en cuestión, donde se establecen los requisitos concretos que serán necesarios para llevarla a cabo y donde se formulan los planes para su ejecución. El SNP, ha puesto a disposición del pueblo escocés y británico su “white paper” (Scotland´s future) y además, se ha prestado al debate sobre lo que en él se recoge, frente al líder de la oposición, el defensor de la campaña “Better Together”, Alistair Darling. Entremos a analizar las claves del debate y a ver si podemos establecer algún paralelismo:
La posibilidad de autogestión y aprovechamiento de los propios recursos. Los nacionalistas escoceses, reclaman el 90% de los yacimientos del Mar del Norte y apuestan porque generarán 54.000 millones de libras en su explotación. Este sector escocés representa el 6% de su PIB actualmente y los nacionalistas pretenden sostener su prosperidad incrementando ese peso con un mayor aprovechamiento propio. En frente, ya no sólo el Gobierno de Westminster sino también las grandes firmas petroleras Shell, BP, AMEC o Wood Group operantes en sus aguas, temen que el nuevo gobierno escocés subiera impuestos a la producción para tapar el déficit de sus cuentas públicas haciendo mella en la competitividad de su explotación en el mercado internacional.
Sector Banca y Finanzas. El propio Presidente del Royal Bank of Scotland advierte del impacto negativo que la independencia tendría sobre el sector financiero. El RBS tiene un capital en un 80% británico, y no dejan de señalar el incremento los costes que vendrían sólo por el cambio legislativo, nuevo régimen fiscal y tributario, dificultades para la financiación, el Presidente del Banco de Inglaterra rechaza la posibilidad de que una Escocia independiente pudiera financiarse con el apoyo de su caja. En definitiva, el proceso de transición se ve con cierto temor, y este sector representa ahora el 15% del PIB escocés (empleando a un 6% de la población activa, unos 148.000 ciudadanos). Financieras, Aseguradoras y otras entidades de Crédito apuntan ya que están elaborando planes de contingencia para el caso de que se diera el Sí a la independencia, para los que tienen en cuenta también la posibilidad de que el Gobierno del Reino Unido se negara a permitir la unión monetaria. Es decir, en adición a los costes por cambios regulativos, se añaden los costes de operar con 2 monedas simultáneamente, costes cambiarios.
Respecto a esta cuestión, el debate hizo constar una de las mayores debilidades de la propuesta, a la pregunta de Alistair , “¿Cuál es su plan B en el caso de no se permita la unión monetaria?” El Señor Salmond no dio una respuesta concreta, divagó dando por sentado que esa era una posibilidad que no contemplaban, insistió el ex Ministro de Hacienda Alistair, “¿no contempla la posibilidad de que el Gobierno del Reino Unido que ya ha manifestado su negativa respecto a este asunto en concreto diga NO a la Unión Monetaria? Cuál es la alternativa?” dijo Alistair , haciendo constar que Escocia se quedaría fuera de la UE si se independiza y tendría que renegociar su readmisión como un país independiente.
El público insistió en su ronda de preguntas, tanto los del NO como los indecisos, querían respuestas claras, pero no quedó clara su respuesta. No es difícil de entender, la campaña por el Sí a la Independencia en toda su extensión, se ha basado en la “Confianza y la Fe”. Confianza y fe que todo buen patriota escocés debe tener en sus dirigentes de cara a la independencia, remarcan que esto es lo optimista. Enfrentan su idea a la del “Miedo” que dice promueven los unionistas. Miedo a que no les abran la puerta los inversores externos siendo un país nuevo en el panorama internacional, miedo a que no sean capaces de gestionar sus propios recursos, miedo a que no se acepte la unión monetaria, miedo a que no les incluyan en la UE… En frente, los del “Better Together” afirman que lo positivo y optimista es tejer una nueva red de relaciones juntos, apostando por una mayor independencia de Escocia en la toma de decisiones que estrictamente les concierne y con una amplia gama de posibles negociaciones encima de la mesa a las que el gobierno de Westminster no ha dado carpetazo, siempre que la decisión, sea la apuesta por la convivencia.
Los nacionalistas definen de otra forma el optimismo, lo llegan a calificar como ya he dicho de “una cuestión de Fe”. Hacen grandes promesas; garantizan entre otras cosas el sistema de pensiones actual que está en riesgo ya que el Gobierno Británico duda que se pueda mantener el sistema del triple locked a futuro. Una de las preguntas del público fue en esta dirección. Una señora planteaba su preocupación por haber estado contribuyendo con su trabajo a un sistema actualmente inglés y que en el caso de que se hiciera efectiva la independencia, tendría como gestor y garante exclusivamente al escocés de cara a su futura jubilación. Salmond, aseguró el compromiso con mantener el sistema que el gobierno británico adoptó en 2010, el “triple locked” con 3 puntos de apoyo, cubriendo un incremento de la inflación, sumiendo la crecida de los salarios y en todo caso con un mínimo de incremento de un 2’5 por ciento anual. A lo que Alistair rebatió,”esa es otra de las promesas difíciles de mantener, no le creo”. Y contestó a la participante en el debate que su contribución al sistema de pensiones es una inversión que no le va a repercutir a ella directamente, ya que su contribución también en el Reino Unido como en España, paga las jubilaciones de hoy, por lo que su jubilación pesará sobre los contribuyentes del momento en que se jubile. Añadió, muy bien traído por cierto, que la población escocesa envejece en mayor medida que la del conjunto del Reino Unido, “hay menos jóvenes trabajando y muchos además, se van, con lo que en el momento de su jubilación y según las actuales tendencias demográficas, será arduo difícil mantener el régimen de pensiones actual”. La defensa de la convivencia, se erige en gran medida sobre el soporte que supone ser una nación grande, con muchísimos sectores estratégicos (no sólo el petróleo) y con una mayor población contribuyendo al sostenimiento de todo el país. Salmond replicó que una vez más se argumentaba en base al “miedo” y que su gobierno tenia plena confianza y un grandísimo interés en mantener a la población joven en Escocia y asegurándoles un trabajo.
También se habló de la deuda, y de que en el caso de que Escocia finalmente se independice , tendría que asumir la parte que le corresponde, los cálculos son distintos, esto también sucede en España, mientras que los nacionalistas defienden que su parte de cotización al PIB de Inglaterra es mayor y el supuesto de deuda sería un pequeño porcentaje, restando lo que ya es aportado , en frente Alistair invitaba a hacer las cuentas, como ex Ministro de Economía laborista, aseguraba que además de que el flujo de capitales ha ido siempre en ambas direcciones , durante los últimos 22 años ha sido Escocia uno de los territorios más subvencionados del Reino Unido, y que por tanto el cálculo de la deuda que presentan los nacionalistas es tramposo.
Se trató temas como la Educación, Sistema de atención Social,… que a pesar de tener un grandísimo interés para el público no son claves para la decisión, el público quiere saber cómo se van a pagar las facturas y en eso el debate sobre la cuestión monetaria , la defensa de la libra o el euro fueron decisivos. Hoy 25 de Agosto, es el segundo debate antes del Referéndum del 18 de Septiembre, y Salmond prometió traerse estudiada la cuestión monetaria para explicarla más y mejor. Veremos quién gana este debate ante la opinión pública escocesa, yo creo sinceramente que podría apostar por el Better Together, a ver si alguno de los lectores recoge el embite.
Mientras en Escocia se debate de nuevo, a estas horas, un poco más abajo en Europa, los independentistas catalanes deben estar algo abochornados, pocas menciones se han hecho del debate, y por supuesto, no va a entrarse en análisis que pudieran destapar el “white paper” de Mas y sus tropas. Aquí, parece que hay mucho temor a que se sepa que el “Projecte d´una Catalunya Lliure”, es un proyecto vacío de contenido, en el que no ha habido un profundo análisis hábil para el contraste, cuyo debate, sólo pueden cimentar en el sentimentalismo histórico político mirando al antiguo franquismo y nunca a los años de mayor progreso y bienestar de la sociedad catalana. Sus pilares no van más allá de utilizar la lengua o la cultura, no como hechos diferenciales a defender juntos sino como armas arrojadizas y cuestiones de identidad contrapuestas. En lo económico, el único argumento son los cálculos sin contraste, porque no hay, ni se dará posibilidad al estudio y debate de las cuentas; no se profundizará en el tema cambiario, ni se pondrán sobre la mesa las negativas que desde Europa se dan al proceso. Y en lo social, si Catalunya todavía tiene atención sanitaria, una educación pública de la que hablar, o unos pensionistas a los que se paga religiosamente el día 10 de cada mes, nadie hará mención sobre quién paga esa factura.
En resumen, lo que no quiere Artur Mas que se sepa es que su “white paper” para una Catalunya independiente, es una hoja en blanco, en la que no sólo no hay nada escrito sino que no habrá nada que leer. Artur y otros independentistas sufren de ese síndrome, el síndrome de la hoja en blanco, el pánico a que de escribir algo en su hoja de ruta, el resultado no vaya a gustar nada a los catalanes, por eso quieren que se conteste a la pregunta antes de escribir nada en su papel; de otra forma la Independencia se vería como un proyecto perdido, y lo es.
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